Juan
adivinaba el cielo vacío de estrellas. Era de noche en el parque. Manchas las
hojas de los árboles, retazos de luz las ventanas de los edificios. Reconoció
un balcón. Allí acababan de pelearse sin reservas. Se habían dejado de amar.
Hubo explicaciones, lágrimas. Él guardó sus pocas pertenencias y vino a un
banco del parque.
Daba
la hora las campanas de la iglesia cuando la vislumbró, envuelta en su bata,
caer desde el balcón. Después sirenas, ambulancias, policías. Se la representó muerta, desnuda en la vereda
como dormida a su lado.
Juan
se levantó del banco, salió del parque, tomó un colectivo y luego el tren.
Hace
añares vive en un pueblo donde las vías del ferrocarril terminan contra el
ventisquero. Trabaja en la estación de servicio de la ruta y pinta cuadros que
lo ayudan atravesar la melancolía.
Sin
drama, su obra de colores tenues, con alguna cicatriz en tono intenso, sugiere
movimientos, ritmo, transparencias. Estira y apoca curvas en el espacio. Al
perfilar su autorretrato, joven o viejo, ella flota en el aire, sobre bosques,
casas y campanarios.
ecunhi abril 2016
Inspirado en Marc Chagall “Desnuda sobre
Vitebsk” 1933.
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