sábado, 27 de febrero de 2016

DESDE LA PLATEA

                                      

Hace tres meses mi mujer me hizo escribir en la agenda y resaltar en la fecha de hoy con recuadro y mayúscula: Presentación del Instituto de Danza, 17.30hs. Baila La Nena. 
¡Maldita la gracia que me hace! Debo apoyar a la nena, dice la psicóloga.
Doscientos mangos el estacionamiento. Sonrisa y saludo. A ponerme con el CD, la película, el programa y toda la merchandise del carajo.
Mi mujer, la del vestido color berenjena, el que le compré en Turquía, vino temprano para maquillar a la nena. Besa a todo el mundo, eufórica. No sé para qué se ilusiona, los médicos dicen que no hay vuelta atrás y encima cobran por decirlo.
Demasiado cerca la fila que nos vendieron. ¿A quién saluda ahora? Yo no apago el celular, ni loco me desconecto. Empieza. Muy fuerte la música.
¿Qué hago acá? Nada de esto me interesa. Le pedí a la policía que no disparara al entrar.
Y dale mi mujer, a los codazos para que no me duerma. Ahí está la nena, la tercera de la izquierda, baila como si tuviera cinco años, es la que se tropieza.
La policía no disparó y los secuestradores se fueron con la guita del rescate.
Baila la nena, a los tropezones pero baila,  qué otra cosa va a hacer. Baila porque yo garpo. Hubiera sido mejor que dispararan.

                              septiembre 2015 bn

                                                                                                                            

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