Blanca veta de marmol
tras el cristal de una vidriera
-Señora de Telefónica le ofrecemos
mil cien llamadas mensuales
al conurbano y al extranjero
-De tanto darle a la lengua
me quedaría de marmol ¡Gracias!
Con desenfado se ponen en marcha para volver,
blancos y esbeltos por la avenida,
los maniquíes imaginarios de telgopor,
y en la vidriera de Telefónica mil cien cagadas,
de los gorriones, de las palomas y los jilgueros,
desde los cables,
que puntería la de esos pájaros.
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