Olor
a campo y a carnavales. Bajábamos bailando desde el monte, éramos cabras
sueltas junto al abismo, tuve terror a crecer.
Al
cabo de otros veinte años vuelvo en el ómnibus destartalado de siempre. Dos
ojos negros me miran desde el pasado en equilibrio entre la bestia y los
dioses. No cierra barreras la distancia, ensancha murmullos, mensajea sin
conjugar a como caiga. Instala formas y presencias diferentes. Me protegen del
desamor los dos ojos negros, captan lo oculto, tientan. Con voz ronca y texto
de fácil borrar y subvertir, narran el paisaje íntimo sin metas, autorretrato
del artista. El solazo da sobre la ventanilla y los asientos desvencijados
odian los críos inquietos. El amarroteo del aire ensueña. Esos ojos negros
hechiceros toleran despedidas, suavizan golpes.
¿Crecí?
No sé ¿Le falta aterrizaje a la fantasía? De golpe frenada, carretea el ómnibus
destartalado, llega a mi pueblo y confronta con el mundo.
Ecunhi Enero 2013
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