sábado, 16 de junio de 2012

MANIPULACIONES

                                  El rey está de parranda, tropieza con un borracho que duerme en la calle,  ordena a su séquito que lo acuesten en sábanas de seda y adornen sus dedos y sus brazos inertes con anillos y pulseras.  Le preparan deliciosas comidas y un conjunto de criados de librea se dispone a servirlo al despertar. Palanganas de plata, reverencias, perfumes, suaves melodías, oropeles bailotean la resaca y en un sonoro bostezo se pregunta, si sueña o había soñado hasta el presente. Ve, oye, habla, respira, se pellizca ¡él es rey!  Mientras, el verdadero, se divierte a cuenta del pobre tonto.
Alborota la reina en el palacio, altera la armonía, arrastra hasta el soberano a la princesa que un desliz amoroso dejó embarazada. La comadrona resuelve que es tarde para sacar el pecado del vientre. Manda el rey encerrar a la preñada en una torre donde dará a luz un varón. Ya sin mácula, la envía a contraer matrimonio con un ignoto príncipe de un país lejano, a cambio de algún barco cargado de oro. Envejecerá la joven en un harem. Dispone el rey ocultar al recién nacido en un sótano oscuro, donde crece como animal encadenado, con una vaga conciencia de su culpa, por venir al mundo.
Anciano, el monarca enferma y teme morir. Se hace pasar por campesino. Se presenta ante el clérigo y de rodillas, jura ser trabajador honesto, ruega clemencia y pide perdón por si acaso, sin quererlo, aplastó algún mosquito con su bota.

                                              (Ecunhi Mayo 2011)

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