sábado, 16 de junio de 2012

HOMOFOBIA

La escuela:
“Cari” le decían los compañeros de la escuela, abreviando marica al revés.
No jugaba a la pelota, lloraba y le tenía miedo a los petardos ¡era un bicho raro!
Un día se le ocurrió ir al colegio vestido de mujer con una pollera vieja que alguien había desechado y una hebilla en el pelo. ¡Los chicos se reían y festejaban!
La maestra lo obligó a sacarse la pollera, quedó en calzoncillos. ¡Estallaron las burlas y las bromas!  Lo forzó a sentarse en el frente y lo empezó a rapar con la tijera de manualidades. Cuando los primeros mechones ensangrentados cayeron al piso, las risas, las burlas y las bromas enmudecieron.
La directora lo amenazó con llamar a la policía por atentar contra la decencia pública.

El hermano: 
Lo seguía y buchoneaba.
Ellos se sentaban siempre en el mismo banco de la plaza y se iban tomados de la mano. Él los espiaba desde la esquina por odio, envidia, para ganarse el amor de la madre ó porque pretendía eliminar todo lo que le molestaba. Le daba vergüenza su hermano.
Había escuchado en la tele que los homosexuales son enfermos y que era conveniente encerrarlos. Él ahogaba a los gatos recién nacidos cuando nadie los quería. Estaba pensando en usar veneno para ratas como vio en una peli.

La madre: 
Lo abofeteó cuando la llamaron de la escuela porque su hijo había ido vestido de mujer. Le daba vergüenza no ser como las demás madres y las envidiaba.
Para convencerlo le repetía constantemente la misma cantinela que lo atormentaba.
-“Mirá lo que hacen los otros chicos y aprendé. ¿No ves que así sos un mal ejemplo para tu hermano?  Podés terminar en cualquier cosa, todos los delincuentes son homosexuales, drogadictos y comunistas.”
Ella salía con el guardia de seguridad del supermercado.

El: 
Sentado en el catre de la celda recuerda que de chico prefería el baño de nenas, había espejos para arreglarse.
-¿Por qué no hay espejos en los baños de varones?- le pregunta a su compañero.
-¿Sos marica vos?
-¡Aja!
-¡Puta lo que me tocó! ¿Activo?
-No te preocupes, no voy a violarte.
-¡Ah! ¿Te felpearon?
-En la escuela. La maestra  miraba para otro lado.
-La turra sabe que a vos te julepea la biaba de los machos.
-La brutalidad de los golpes me hacía sentir anormal y culpable.
-¿Y por qué te engayolaron?
-Maté a mi madre y a mi hermano.
-¡Carajo! ¡Vaya minita! ¿Por la guitarra?
- No me dejaban elegir a quién amar.

Yuyo
Después que se lo llevaron preso encontraron en su portadocumentos una hoja de cuaderno arrugada que decía:
                                               Crecí
                                                como un yuyo
                                                ahogado
                                                entre dos baldosas,
                                                cuando te conocí
                                                me liberé.

                                                                                   (Junio 2009 Ecunhi)

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