jueves, 28 de junio de 2012

DESPEREZO

                           Dedoe...dedoe...entreabre...abrecierra, abre...y cierra... piesmanosestiiiran... y vuelven con tobillos...muñecas que giran y giran... rodiiillas y cooodos... y hombrooos también...  Cobijas arropan cabeza en bolita. Descubro y alaaargo...mi cueeello...hacia atráaas y adelaaante... descobijo los brazos...las piernas...caderas...espaldas...el ser.
'Buenos días' espejo del baño que marcás la almohada en mi cara, enredo en el pelo, ojos achatados. Bosteza el espejo, se empaña.
                            Ecunhi junio 2012

sábado, 23 de junio de 2012

LO NO DICHO

Josefina y Amanda se acercan a los ochenta, son hermanas y por recomendación del médico salen a hacer su caminata diaria. Ni bien pisa la vereda, Amanda, mira el cielo y rápido se vuelve a buscar el paraguas.  Desde chica se alborota con las nubes oscuras, recuerda Josefina, pero ese cúmulo, hoy al menos, no moja a nadie. Aunque ella tiene tanta suerte que se va a desatar una tormenta y me va a echar en cara que si no hubiera sido por el paraguas que se tomó el trabajo de ir a buscar, nos hubiéramos empapado. Las tormentas de verano apenas si mojan la tierra, pero para ella son hecatombes, siempre agranda todo, eso la hace sentir mas importante, corre de aquí para allá, pretende olvidarse la edad que tiene, ¡bah! sólo dos años menos que yo. A la noche cae como una bolsa de papas, la oigo respirar con dificultad, ella no se lo dice al médico, quiere pasar por jovencita. El ascensor se detiene, no es Amanda. Seguro que debe andar buscando algo para traer, por eso tarda tanto, le gusta cargarse con cosas innecesarias. La vecina que sale del ascensor viene directo a darme charla, como si a mi me interesaran sus asuntos. Aquella siempre me deja de plantón y yo tengo que encargarme de las relaciones públicas.
Amanda guarda el pequeño paraguas en una cartera y calcula que queda espacio para fruta. Eso dijo el médico, que comiéramos fruta en lugar de galletitas. Manzanas, aunque me lleve tiempo pelarlas, cortarlas y ponerlas en un tupper, a Josefina también le gustan las manzanas, no lo dice porque se parece al abuelo, no habla de cosas que producen placer, no remolonea ni goza del paseo, camina rápido para cumplir con la recomendación del doctor, le da vergüenza no comportarse según lo que ella considera esta de acuerdo con su edad, parece mucho mayor que yo porque no se divierte, tiene cuatro años más y parecen quince. Mejor voy a orinar otra vez por si nos retrasamos porque no es bueno aguantarse. Quien sabe si encontraremos a alguien interesante, aquella no se detiene a charlar con la gente que es tan amable con nosotras, siempre fue de pocas palabras, “La Mudita” la llamábamos con papá.
La vecina se aleja después de escuchar unos parcos monosílabos de boca de Josefina y aparece Amanda. No me dice qué trae en la cartera además del paraguas, quiere que yo se lo pregunte, se va a quedar con las ganas.   Se la ve seria, ni un comentario, impaciente, le molesta haber tenido que esperarme.  Al menos podría decir porqué tardó tanto, hace lo que quiere sin consideración por los demás, como cuando papá la apañaba, se subía a sus rodillas, le hacía mohines y conseguía todo.   Se muere de ganas de saber que traigo en la cartera pero es orgullosa y no me lo va a preguntar, siempre fue la mejor, diligente en tender la cama, bañarse, desayunar, hacer los deberes, quiere seguir siendo virtuosa y llevar la batuta.   Se ve que le pesa la cartera porque la anda cambiando de hombro, en cualquier momento se cansa y me la da para que la cargue yo, como si fuera la chica de los mandados, pero le voy a decir que no puedo, que me duele la espalda.  Cuando empiece a llover saco el paraguas y me cubro, que ella se moje, va caminando adelante como si estuviera sola, a mi no me amilana con ese carácter agrio que heredó de la familia materna, siempre celosa porque papá me quería más, se le veía la bronca en la mirada.   No necesito lo que pueda acarrear en su cartera, ni me interesa saberlo, junta chucherías y no le queda tiempo para acomodar su habitación y ayudarme en la limpieza, deja todo tirado igual que cuando era chica, si le hubieran dado unos buenos chirlos a tiempo hubiera aprendido a comportarse como adulta.  Caen las primeras gotas y no da vuelta la cabeza, no me espera para compartir el paraguas que estoy abriendo, sigue su marcha, firme. Ahora sostengo el paraguas abierto con el brazo apretado contra el cuerpo, abro la cartera, el tupper, saco un bocado de manzana, ¡ah que rica! y me la voy comiendo bajo la lluvia en mi propio picnic.  Doy vuelta la esquina lentamente y como por casualidad la miro ¡come bajo el paraguas en medio de la lluvia! Traía una manzana en la cartera ¡Qué chiquilina ridícula! 
                                        Ecunhi  Octubre 2011

sábado, 16 de junio de 2012

¡CHA QUE SUERTE!

Por la ranura
de la vida pasa el tiempo
                                     en
                                       to
                                         bo
                                            gan 
¡Eche la suerte amigo!
                      
no               
    du
        de 
             ¿ Qué
                      quiere?         
¿Luminosa mujercita
delantal de cocinera
y cama adentro
                       más
                            un bebé
                                        color de rosa?

¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿TODO ESO?????!!!!!

¿Por sus oscuros
                         veinte centavos?


2010



DIALOGO

Con el cigarrillo
                        en la boca
no somos
              el gran amor
                                uno del otro
lo que se dice
                     dijo ella
sintió
       débiles ganas
                           de llorar
y él dijo:- No. 


2010







EL HOMBRE QUE BAJÓ DEL TREN

                           Llovizna. La luz del farol de la estación se estrella contra el vidrio. Suena el silbato. Manotea la valija y salta al andén.
En el jardín de la casa donde nació siempre daba el sol.
Camina bajo la llovizna hasta el hotel del pueblo. No se embarra. Ahora hay asfalto.
De chico le agradaba la tibieza, tirado en el suelo con los autitos.
Pide una habitación. Adivina algún rostro. Cena y duerme.
Su ruta tenía la medida del jardín.
A la mañana, después del desayuno con galleta de campo, se sienta en el banco de la plaza.
El camión de plástico era grande, el acoplado se desenganchaba y el chofer salía por la ventanilla. Los autos de madera se rompieron de tanto chocar y aprendió a arreglarlos. La bici de alambre se la hizo un tío. El conductor de la moto llevaba casco. Todas las ruedas giran, los ejes no se tuercen, los tornillos y las tuercas están ajustados. ¡Listos para la carrera! Cuando lo llamaban a comer los rayos caían directos, deslumbrantes.
Como ahora, que no hay jardín y la casa de enfrente es un edificio de dos plantas. Pero el sol sigue idéntico su recorrido y él se acomoda de costado en el banco, para que se deslice por la espalda y en su regusto escurran las sombras.  
La abuela lo miraba jugar con la vecina desde el sillón de la galería. Crecieron. A la tarde, separados los varones de las chicas, daban vueltas a la plaza.  Después vino el primer baile y un beso. Se sentaban junto a la fuente y el roble los escondía. Ya eran novios.
La ventana se abre. La vecina sacude algo y cierra. Está igual, con más años. El que llega del trabajo y la besa podría ser él.
Pero su ruta se alejó del jardín.
El sol se pone y vuelve a la estación a tomar el tren.

                                                                                  (Ecunhi. Abril 2011)

¿DONDE ESTÁS CORAZÓN?

                                    Vos no eras así. Vos tenías unos cachetes de manzana deliciosa que daban ganas  de morder. Algo pasó, es cierto, te quedaste piel y huesos, ojerosa, triste, una percha en el escote. Nadie se puso a pensar que a vos la barbie y las bajas calorías descremadas te quemaron el cerebro. Cuando eras esa criatura apacible que hoy todos se preguntan dónde fue a parar, irradiabas una luz mágica, eras el hada feliz. Vos no sabías que lo eras. No te cuestionabas frente al espejo. Desplegabas tus alas y allá ibas en carroza sobre el viento hacia la vida. Hoy estás siempre nerviosa, rezongona y enojada, arrastrando las chancletas por la casa. Retás a los chicos sin razón, insultás sin escuchar explicaciones. Bastó que te dieses cuenta que la moda era ser flaca, para que algo empezara a cambiar en tu figura y en tu alma. Te fugaste con la dieta sin decirme adiós. 

                                         Ecunhi Noviembre 2011.

FOTO DE FAMILIA

Alguien hizo una llamada.
A toda velocidad autos policiales y carros de asalto con agentes especializados, armas largas, cascos y escudos, tocan la sirena por las calles de un barrio donde los vecinos charlan, van y vienen, discuten, comparten.
Convergen, frenan de golpe, saltan afuera de los vehículos, asestan las ametralladoras. Irrumpen en una casa precaria de madera, violentándola.
La gente se esfuma.
Apenas se introducen escuchan el llanto de un bebé.
Sigilosos sin dejar de apuntar se mueven alrededor del desorden; rodean la basura, esquivan ropa tirada, sortean platos rotos, como si hubiera habido una pelea y el enemigo se encontrara aún dentro del lugar.
Un telegrama humedecido bajo un vaso volcado, escueto y cruel avisa el desalojo.
Sobre un sofá desvencijado una criatura de meses llora desconsoladamente, sucia y desabrigada. El escuadrón le apunta. Con tenaz obstinación sigue berreando y agita al aire pies y manos. Piden por radio una asistente social. En posición de ataque mantienen en la mira al masculino llorón hasta que llega la matrona.
Los tíos del pequeño que viven a pocas cuadras, no aceptan de buena gana la custodia del sobrino. Ya tienen tres hijos. Uno en brazos de la madre, otro agarrado a su pollera y el que recién empezó el colegio.
En el trabajo están “reestructurando”, según dice el patrón.
La ayuda mensual que van a recibir por albergar al niño no alcanza ni para leche. La asistente asegura que eso es lo que marca la ley en casos de abandono y desamparo. Les hace firmar unos papeles, les recuerda que el crío se llama José y sale apurada, no sea cosa que se arrepientan.
El tío anda buscando a su hermano con el chico a cuestas y una foto. Recorre bares, plazas y los espacios donde vive la gente de la calle.
Ayer lo despidieron. La inseguridad del futuro lo arrincona, agobia y menoscaba.
Una vieja se le acerca y acaricia al pendejito. Sonríen ambos sin dientes y sin callos en el alma. A cambio de unos pesos, lo que pueda para puchos, promete encontrar al de la foto.
Varios crepúsculos oscurecen la zona perfilando bajo un puente, junto a un bracero encendido, un cuadro familiar a la intemperie. El gurrumin lloriquea. El padre se moja el dedo en una botella de licor y se lo da de chupar para que se tranquilice. La mamá acomoda unos cartones en el suelo para prepararle la cuna. La vieja lo acaricia y canturrea.  

                                    (Junio2009. Ecunhi)

PANFILO ALVAR Y LA LOMBRIZ

                                Alrededor del año 2123 una Agencia de Crónicas contrató al Informador Matriculado Pánfilo Alvar,  para investigar sobre un país que se había desprendido del planeta cuando el eje terrestre se trabó.
El convenio de uso corriente establecía:
1.    Se prohibe tratar el tema de la erosión del eje por escurrimiento agrotóxico. Se aplicará en su lugar la teoría del Sobrepeso por Densidad Demográfica.
2.    Se fija remuneración contra entrega en 10 (diez) raciones de alimento seleccionado para humanos.
3.    Se determina la fecha de recepción dentro de las 24 horas de firmado el presente acuerdo. Por cada día de retraso se descontará 1 (una) ración.
4.    El material deberá ser previamente censurado por el Sistema de Seguridad (S.S.) antes de publicarse. En caso contrario el presentador y su editor responsable sufrirán condenas de reclusión perpetua a pena de muerte.       

El territorio que había sido una nación era un agujero. En él tiraban desperdicios y de él emanaban pestilencias.
Pánfilo Alvar se paró en el borde del hueco y se representó un pan caliente y dorado, tal como lo había visto en una pintura antigua. Olió y saboreó su evocación. 
Subieron palabras en remolino y se encolumnaron desorganizadas en el aire. Sugerían desde un solo ángulo de la historia. Alvar no les prestó atención y las dejó pasar.
                                                                         PODEROSO 
                                  EL SECTOR        
 FINANCIERO  
 ESPECULA
                                  CONCENTRA               
                                                                         Y PRIVATIZA. 
                                                                                                 
                                                                                                   FORCEJEA
                                                                         EL DESA
                                               ¡QUE ROLLO!  
PATRÓN ORO
                        PATRÓN DÓLAR
                                                                                     Y LAS BURBUJAS
                                                              ASCIENDEN   
                                        PAUSADAS  

DIS                      TRI                           BU                      CIÓN
       DIS                      TRI                          BU                          CIÓN    
              DIS                     TRI                         BU                               CIÓN.

Desde el pozo ciego remonta un pedazo de papel de diario del año 2009 con el dibujo a mano alzada  de la tumba del  Neo Liberalismo, de ella  sale su fantasma. El dibujante que se llamaba Rep lo tituló: “Insistimos”: y al pié escribió: “Si. Ha muerto. Pero... ¿y su fantasma?”
Pánfilo mira el cielo siempre gris, mastica una tajada de plástico y deja que la ilustración se esfume. No le sirve, el NL sobrevuela corpulento y consistente, no es un espectro, (¿lo fue?), opera.
Escucha sonidos alegres, copia canciones que desecha, no pasarían por el S.S.   Hasta que firme y clara surge la voz que le permitirá encausar su crónica: “Los pueblos originarios no tenían derecho a la salvación porque no conocían el sentido de la propiedad”. No espera la firma.
Se acuclilla para buscar más, descubre a sus pies una lombriz que trepa y arrastra una soga. La sabandija se contonea y atrae las miradas. Baila. Se desenreda, salta, le entrega la punta y desaparece.
Dicen que Pánfilo Alvar huyó de una mujer que lo perseguía, otros dicen que tuvo varios hijos con la misma, que sus abuelos eran raros y sus padres artistas de circo. En lo que todos coinciden es que Pánfilo nació distraído y por imprudencia. Pero esa es una historia demasiado larga de un chico que nunca vio volar una mariposa.
Alvar tira de la soga y se asoma a la cavidad oscura. 
Ve brillar un pantallazo de la televisión. 
Ve la vida feliz; electrodomésticos, ropa, calzado, cosméticos, diversión, mucha comida,  ¿y eso? ¿qué será eso? ¿amor?
Se agacha, se encorva, se inclina y  ¡cae en la mierda! 

                 (Octubre 2009 Ecunhi)

                           


HOGAR

-La copa de este árbol es nuestro cielorraso.
-¡Mirá como baila y brilla, mamá!
-Porque la brisa lo hamaca y el rocío lo humedece.
-¿Los muebles cuáles son?
-Las ramas. Con cuidado y sin quebrarlas, colgá la ropa.
-¿Así esta bien?
-Muy bien. Ahora la cacerola, la sartén y la pava. En los recovecos dejaremos lugar para que vengan los pájaros.
-¿Hay que barrer el pasto?
-Mejor lo rastrillamos, así queda mullido para echar la manta.
-¿Qué es esto?
-Brotes. Despacio. No los vayas a lastimar.
-¿Por qué?
-De ahí crecerán nuevas plantas.
-¿Hoy terminaremos de acomodar nuestra casa, mamá?
-Falta traer agua y regar las raíces.
-¿Para qué?
-Para que en primavera nuestro cielorraso florezca.
-¿Cuándo se vaya el frío?
-Y el sol nos abrigue.


                 (Ecunhi Septiembre 2011)

4X3 = 12

OTOÑO:  
               Consiguió trabajo. Empieza mañana. Dormita de a ratos. Controla que no atrase el despertador. Prende la luz. Anota en un cuaderno:
    Primer mes de sueldo------------- deuda alquiler
    Segundo mes de sueldo----------- tarjeta (interés)
    Tercer mes de sueldo ------------- gasista
    Cuarto mes de sueldo-------------- plomero
Café. Ropa limpia. Se vuelve a peinar y sale con tiempo de sobra.

INVIERNO:
                    Prescindieron de sus servicios. Esa noche prescinde del despertador. Pierde el inodoro. Gotea la canilla de la cocina. No funciona el calefón para darse una ducha caliente y no puede conciliar el sueño con los pies helados.

PRIMAVERA:
                        Consiguió otro trabajo. Puso el despertador en hora. Se despertó antes que suene. Anota en la última página en blanco de un cuaderno usado:
1º mes---alquiler, 2º mes---tarjeta, 3º mes--- gasista, 4º mes---plomero.
Se enlata en el bondi.

VERANO:
                  Sin laburo y 6 de enero.

Y OTRA VEZ OTOÑO:
                                       Buitres.


                                                         Ecunhi. Marzo 2012

¿ALGUIEN SABE, QUIEN SABE?

             ¿Desde dónde vendrás? ¿Será del agua? ¿Volverás de cara a la vida sin vacilaciones? ¿Es rápido y alerta tu andar por el camino del regreso, tu refugio la luna y tu mirada nostalgia del río? ¿Es cierto que te enamora el secreto oculto de las cosas pequeñas? ¿Son verdades simples, tus verdades? ¿Cuál es el cauce para tus emociones? ¿Qué guardás en tu mente? ¿Cómo te reflejás en el otro, le resistís la mirada? ¿Qué hiciste por la paz del entorno? ¿Hay reglas en tu casa? ¿De qué grupo sos parte? Cuándo llegues ¿me contarás la historia de tu sabio interior y de otras vidas anteriores a ésta? ¿Llegarás, o acaso será sufrir, una experiencia del camino?


                   Ecunhi Noviembre 2011

YA VISTO

                                                          En el fondo de un estante del ropero de mi abuela, en una caja de cartón desteñido, encontré dentro de un sobre el 9 de corazones escrito 3 veces Jorge en forma de espiral.
Le pregunto a la abuela y dice que esas no eran épocas de avalanchas pero que hubo un alud fuera de tiempo para “cerrar el círculo” ¿Qué círculo? “El de la vida”, porque “nadie es tan simple como las bicicletas” y asegura que “somos hebras de un tejido”, después habla de “un viaje a lo largo de una huella en espiral”, agrega “el viaje cambia porque podemos elegir nuestra aventura” y termina con la promesa de que ella me “va a avisar cuando llegue el momento”.
La abuela vive en la cordillera, una sola vez bajó a la ciudad pero no quiso volver porque “el cemento está lleno de malos recuerdos”. Ella me enseñó a no tenerle miedo al viento. Durante las ventiscas canturrea “el viento une lo que el sosiego desapega”. Nació en el bosque camino al hospital. Su madre se desmaya después de parir y a la abuela, que llaman Abedula porque el bosque era de abedules, una cabra con cachorros le da de mamar.
Dentro de la caja desteñida hay también una foto en sepia de un hombre forzudo sacando músculos con malla enteriza. Y una dedicatoria: ‘Para Abedula con todo el amor de Osorio’.
Cuentan, los de la zona, que hace como medio siglo desapareció un circo bajo un alud y que se salvaron el mago y el levantador de pesas.
Averigüé que el Joven Mago Jorge, como se llamaba en el show, es un morocho de inquietos ojos verdes que deambula lastimado con un mazo de cartas en el bolsillo, hasta que encuentra el caserío en la cordillera. Simpático y mujeriego, se recupera de los machucones y anda  haciendo aparecer y desaparecer naipes entre las polleras y los rulos de las chicas.
Al tiempo pasa otro circo, Jorge lo sigue y deja atrás unas cuantas jóvenes embarazadas, entre ellas a mi abuela.
A Osorio, el levantador de pesas, hombre maduro,  el accidente le hace perder la memoria por un golpe en la cabeza. Se refugia en el bosque de abedules, se alimenta de yuyos y raíces, hasta que lo encuentra mi abuela Abedula un atardecer, en que va a llorar sus penas por la partida de Jorge.
Con ungüentos y brebajes le ayuda a recuperar la memoria, el cabello pelirrojo, la mirada tranquila, el brillo de sus músculos, deseos y emociones. Con trabajo ritual para problemas amorosos se casa con mi abuela y le da su apellido a mi padre, hijo del Joven Mago Jorge y heredero de su atractivo.
                                                     Ecunhi febrero 2011

                                                                                        
                                                                                               

MATEANDO

El viejo saca su silla baja a la galería. Mira hacia el monte de eucaliptus, respira profundo.
Ceba y chupa, ceba y chupa, hasta que el agua se enfría; entra a  calentarla y a veces vuelve a salir con una ginebra.
Perdió la cuenta de los años. Llama a los recuerdos mientras oscurece y las primeras estrellas lo saludan.
Cuando en el pueblo existían las cooperativas le fue comprando a su hija un juego de cocina de juguete, cacharro a cacharro. La Margarita se acomodaba en la galería a cocinar, harina, agua, unos fideos secos, polenta. Ríe el viejo.
-¡Y el gato se acostumbró nomás a comer ese menjunje! ¡Primero maullaba, pero después lo comía, como si fuera leche!- largó el viejo sus palabras hacia la retama que florecía en el enrejado y entró al rancho.

                                     (Marzo 2009. Ecunhi)

COMO UN SOPLO

                                                        Es día de limpieza general. Puertas y ventanas abiertas, sillas patas arriba sobre la mesa, confusión, desorden.
El escobillón golpea algo duro bajo un mueble. Empuja, arrastra y asoma una bolsa de plástico anudada y cubierta de polvo.
Le paso el plumero, la levanto, me siento en el colchón, la apoyo en mi falda y desato el nudo.
Son cuadernos de la escuela forrados en papel araña azul con grandes etiquetas.
Giran en mis manos.  Leo:
“Composición: Los Mayores.”
“La gente grande de edad no entiende nada. Dicen que nosotros los chicos no tenemos que mentir y ellos lo hacen todo el día.”
“Yo no quiero ser así cuando sea mayor.”
Me veo con trenzas, cuando se iban a conocer la familia de un primo y la de su novia en un almuerzo preparado especialmente por mi mamá y la abuela...
¡Me permitieron comer en la mesa con los invitados! Y claro, también me hincharon con el comportamiento. ¡Ni los vasos, ni los platos, ni los cubiertos eran los de todos los días! Se venía una aventura genial, fabulosa.
Se sentaron como dos equipos de football, los del lado del hombre y los del lado de la mujer. Pero nadie jugaba.
Al rato me aburrí. Además la comida de muchos colores era medio agria y picante, no como las milanesas y las papas fritas.
Algo me parecía que no andaba bien en las rayitas de la camisa del novio.
-¡Esa camisa es del abuelo!- grité como en las adivinanzas.
La cara del muchacho se infló roja. Mi papá me apretó el brazo y dijo-“¡ Comé!”.
Me callé, aunque la buena conducta no prohibía hablar de la camisa del abuelo.
Me seguía aburriendo, hasta que mi mamá me pidió que fuera con ella a la cocina a traer el postre.
Justo cuando llegábamos las hormigas empezaban a comérselo. Estaban empantanadas  y ¡mi mamá metió la mano en la torta! para sacarlas. No un dedo, ni dos, ¡todos!. No lo podía creer. Quise ayudarla, pero me mandó llevar a la mesa del comedor las cucharitas, los platitos, las tacitas.  Yo igual veía lo que pasaba yendo y viniendo.
Por suerte había mas dulce de leche en la heladera y pudo tapar todos los agujeritos. Yo le alcancé el frasco de confites porque algunos se habían caído.
Cuando la pusimos en el centro de la mesa nos aplaudieron. Arriba tenía flores y corazones.
-Tengan cuidado- dije –porque estaba llena de hormigas.
De un brazo mi papá y del otro mi mamá me sentaron. Pero al rato se dieron cuenta que era mejor que  me dejaran ir a jugar. Eso sí, sin postre.
Guardo los cuadernos. Es día de limpieza general.

                                              (Junio 2009 ECuNHi)
                                                                

VOS SOY YO, YO ERA VOS

Che, pendeja, andáte o quedáte, pero no te estés ahí junándome boquiabierta como si me hubiera crecido una flor en la azotea. Olfatea la manzana con canela en la cocina a querosene de la abuela ¿qué querés? si a mi me encoge el alma y se me arruga el bobo. Percibí los pasos en el patio de los botines del abuelo aunque se hayan ido para siempre. Se me hace que rezongan la cerradura y el picaporte de la puerta cancel, cuando arrastraba.
¡Tantos fecas nos dejaron en yanta y tanto cacho de cielo taponado p’al carajo a la marchanta! Te atragantabas de estrellas y la noche cabuleaba la sombra de las nubes en la luna.
Vení, acércate pendeja, que igualito como antes arma batifondo el grillo derretido en el asfalto y silabea el benteveo, vocaliza su apelativo para salir de analfa, digo, no sé.  ¡Ojo! que no pidieron sopermi y arremetieron los mosquitos, fortachones, de los alimentados con aerosol, que te dan la biaba de lo lindo. Servite del “Off” que sigue de bute y acamala para Johnson y Johnson todavía.
Y si algún facho desde el fondo tenebroso de la historia, te pone los pelos de punta, mientras aguanten las bisagras del esqueleto, sigamos pa’lante pendejita 
                                       (Noviembre 2009. ECuNHi)

IDA Y VUELTA

                                                            Pisa la  la mierda ¡carajo! se limpia la caca de perro en el pasto. Sube al colectivo y se sienta dispuesto a olvidar que va al dentista.
Lee la pantalla electrónica: “ Cayó un avión en el Atlántico”. “Otro caso de gripe A”.
Como para pasar el tiempo recuerda una novela policial. Sucedía alrededor del año 1348 en la Universidad Inglesa. Encontraron al Decano atrapado  entre las aspas de un molino de harina. Investigaban si cayó al río por descuido o lo empujaron.
“Recrudece la batalla entre carteles narcos”.
Había polvo blancuzco  en el fondo de la jarra de vino del Decano.
¡Cómo hiede la caca de los perros cuando se la pisa! Frota la suela de los zapatos contra el piso.
Cerca de Londres el hedor del río superaba al del incienso y en sus fangosas orillas los habitantes del lugar cazaban ratas para comérselas asadas.
“Cierran escuelas por la gripe A”.
La peste convertía poblaciones enteras en pueblos fantasmas.
Un fantasma recorre el país para recomponer el poder de los agroexportadores.
“Se recomienda no viajar al exterior”.
Los rumores decían que la enfermedad volaba sin alas en el viento y para dilucidar la situación se reunieron barberos y médicos,  resolvieron controlar las puertas de la ciudad.
“Si tiene mas de 38º y trastornos respiratorios acuda al médico, no se automedique”.
Los enfermos apenas si podían respirar y presentaban los brazos separados del cuerpo por la hinchazón en las axilas.
El chofer va chamuyándose a la mina de adelante y casi choca a ese imbécil que cruza hablando por celular.
¡Morían los jóvenes alumnos y los ancianos profesores seguían en buen estado!
“La amante Argentina del Gobernador de EEUU reconoce su romance”.
En la cocina de la Universidad una rata chilló y tembló, sangraba por la boca al morir. Los doctos elucubraron que hasta las ratas se contagiaban.
Hay embotellamiento en el semáforo, paciencia, por la ventana ve unos pibes dele joder con el cesto de basura de la esquina, se les cae, se desparrama y salen rajando.
Jugaban los chicos en una pila de desperdicios que había tirado la cocinera, cada tanto encontraban algo para comer y junto a ellos hozaban los cerdos.
“Los cerdos no mueren de gripe”. “Golpe militar en Honduras”.
¡La puta que los parió! Se baja aquí para el dentista.

Regresa apretando entre las encías en carne viva y los dientes una gasa ensangrentada.  Su miedo personal se diluyó con el olor a clavo.
No hay avisos electrónicos, ni siquiera escritos en tinta-limón.
Somos islas atemorizadas y a la deriva en un mar helado, astronautas olvidados en el espacio, fuimos personas.
Busca una salida del laberinto y sabe que tal vez se esté alejando como el dolor que despunta la anestesia.
El silencio es ruido funcional. Chirridos ajenos. Lo escucha con la piel. Siente escalofríos. No hay chicos. Los encerraron para que sobrevivieran.
Cuida que la sangre no chorree por la comisura de su boca anestesiada.
                                                                                                                            .
                                                                                     2010

VOCES PARDAS

Ana y Teresa vuelven del colegio en colectivo, cuchichean.
-¿Vos qué pensás, pecó o no?
-No creo, ella no.
-A mi no me gustaría ser como la Virgen María.
-¡A mi tampoco, para nada!
Pasan los años, las chicas se casan, tienen hijos, familias exitosas y Ana, un amante. Le cuenta su aventura a la amiga y la invita a una fiesta.
-¿Venís mañana?
-No puedo, mi marido y los chicos están en casa, no como los tuyos que se fueron al intercolegial.
-Los hubieras inscripto.
-¡Qué sabía! ¿Vos cómo te salvaste de ir?
-Me hice la enferma ¡Dale! Pensemos una excusa para vos.
La piensan y en esa fiesta, Teresa conoce a su amante. Para cubrirse y arreglar las salidas acuerdan un código y se llaman al celu.
-El cura pidió que fuéramos a la reunión de caridad.
-¿Qué hay que hacer?
-Clasificar donaciones de ropa para los pobres.
-Pasame a buscar.
La palabra ‘ropa’ es la clave, ‘joda’ en puerta. Al tiempo otra llamada.
-Tere ¡ya está! ¡Ya lo hice!
-¿Cómo te fue?
-Todo bien. Todo limpito.
-Creo que yo también voy a tener que hacérmelo. No me viene.
-Andá tranquila. No pasa nada.
Después de unas semanas las amigas se encuentran en la Plaza del Congreso, están con el colegio de sus hijos manifestando contra el aborto.
-¿Cómo te fue, Tere?
-Todo bien, todo limpito.  
                                         Ecunhi. Noviembre 2011.



PASEO TERRENAL

                                                  
Alrededor del año 2110 en una esquina del planeta tierra, tres personas acostumbradas a los viajes espaciales brindan por los trayectos compartidos. Desenganchan del cinto bolsas con agua obtenida del reciclaje de su propia orina, del sudor de sus cuerpos y de la condensación del aire exhalado durante la respiración. Levantan sus bolsas en alto, las chocan  y beben.
Siguen animosamente la caminata recordando cósmicas  travesías espectaculares. 
Les llama la atención la vidriera de un museo. Allí resguardado por planchas transparentes de material incorruptible yace abierto el último libro editado en una imprenta. Les cuesta mucho descifrar las palabras escritas sobre el papel, están acostumbrados a las abreviaturas y reflejos móviles computarizados. Sacan un pequeño aparato del bolsillo y averiguan de qué se trata esa exposición.
En la pantalla se ve: “CNTS ANTGS”.
El que lee dice “ Naa, toocuento”.
Y siguen disfrutando del paseo terrenal y el agua reciclada.

                                       (Mayo 2009 Ecunhi)

¡El MUNDO ABAJO!

Mi abuela contaba que cuando ella era chica, hace mas de cien años, al pueblo donde vivía llegó por primera vez un automóvil.
Los pibes se asustaron con las explosiones del motor y la velocidad del bólido, salieron todos disparados tapándose los  oídos y gritando: “ ¡Se viene el mundo abajo! ¡Se viene el mundo abajo!”
Una joven del lugar y el propietario de tan exótico vehículo se enamoraron perdidamente y antes que la nieve cubriera el único camino que llevaba a la ciudad, huyeron juntos en el auto. Se casaron y fueron muy felices.
En este punto mi abuela se quedaba mirando a la distancia, apagaba la voz y susurraba: “cuando volvió la primavera un muchacho que en secreto amaba a la joven, se suicidó colgándose de un ciruelo florecido”.
                                                                  Mayo 2009 Ecunhi

REY VIRUS

                                                        
Nací Virus por gracia divina.  Provoqué dolor, enfermedad y muerte.
Las Corporaciones Medicinales acapararon mucho dinero con los apremios y amenazas de mi humor maligno.
Invisible, me mantuve siempre en guardia, vigilante y al acecho.
Falaz, parecía en reposo como agónico, doliente, con achaques. 
De golpe sentí un airecito raro, inquietante.
Les robé el discurso a los pocos quiméricos que quedaban y simpático y persuasivo, disfrazado a veces de mujer, otras de hombre, carcomí el cerebro de los espectadores. Me inyecté en ellos.
Vinieron a contratarme los del agrofascismo  porque los milicos que siempre apalabraban habían caído en desánimo.
Así me hicieron asesor. Viajé por el mundo en primera clase.  ¡Ja! ¡Se lavaban las manos con alcohol para saludarme! ¡Yo les había dado la yapa de esos años en tolerancia!
A mi tarjeta de presentación agregué letras mayúsculas y números:  H1N1.
Conquisté la prueba de amor para el amo y sus tropas, anduvimos meta salsa, merengue y ron por las bases de los cafetales. 
Al sur festejé el Día del Niño en un trencito feliz recorriendo la ciudad junto al jefe de policía, íntimo amigo.
El pasado violó al presente con esquirlas frescas guardadas para la ocasión en el pus virulento de mi núcleo. 
 EN 21 DISTRITOS ESTÁN SIN TEMORES.  OTROS DEBEN 
 CONTROLAR.   LAS PERSONAS QUE MURIERON EN RIO.
morían infectadas.
Floreceré agrovirus y manejaré los hilos del poder entre mis pétalos.  Mi pimpollo será la libertad, brote de agroexportador con agrotóxico, embrión de la Reforma Agraria para especuladores y monopolios.
Dejaré fuera de moda, burlado y envejecido al pensamiento, a la asociación mental, y a la relación de épocas y situaciones.
Yo seré el partero del futuro, seré fuente de contagio moral.
Y muy pronto contrataré un compositor para musicalizar mi jingle que mas o menos dirá: Hache  Uno Ene Uno / Como ningunooo / Virus a ganaaar / Por el campooo y la ciudaaad / Sobre las sierraaas y el maaar.

(Quimérica me pregunto ¿Entrará en el arco, será penal o habrá alguien para atajarla?)                                   
                                                                          
                                            AGOSTO 2009. ECUNHI