sábado, 17 de noviembre de 2012

A REMAR

En el sótano quedó arrumbada una foto sepia del camiento.  La novia hace un guiño y el novio se ajusta los bigotes. Cae el traje de cola, se agitan las enaguas, el frac cuelga del marco. Caminan del brazo hacia el muelle del lago donde se conocieron. Ella y él de calzón y calzoncillo, en medias con portaligas suben al bote.
                                           Ecunhi Noviembre 2012
Temprano a la mañana

medio dormido
con la capucha del buzo
te tapás la cabeza
y un hilo te arrastra,
la planta de tu pie dice
cordón de la vereda
piedra plana
yuyos en el borde
agua en los zapatos,
el cemento se anega
sumerge visiones
lugares de otro mapa,
contra el viento
sobre la arena
sos río con sauces
ola, árbol en tierra
chispa de fuego
y la brasa, caminás
entre la gente.

                                                
                                         Ecunhi Septiembre 2012

lunes, 17 de septiembre de 2012

Me Pregunto

Oigo, ois
oimos
veo, ves
vemos
despierto, despertás
despertamos
siento, sentís
sentimos
pienso, pensás
pensamos
camino, caminás
caminamos.
Oigo
veo
despierto
siento
pienso
camino
¿Dónde estás?

                            Septiembre 2012

sábado, 8 de septiembre de 2012

EL REFLEJO

                        Un túnel de arbustos envuelve el camino, la huella de pisadas tambalea y avanza serena una figura. Se desdibuja al contonearse en un tropiezo, retrocede y se afianza, crece segura. Habla sin palabras, guía sus músculos flexibles, tendones fuertes, hombros caídos, torso hacia delante.  Percibe una amenaza, se tensa y amaga un movimiento circular. Se alza sobre la punta de un pié, extiende, gira y contrae la pierna suspendida. Impulsa una patada en el aire y rechaza el peligro. Barre con la mirada, se posa en tierra, escucha la calma y sigue su compás por el sendero. 
En un claro del follaje se filtra luz y proyecta su sombra la figura, se agita.  Empuja los talones contra el piso, afloja el codo, el brazo supera la cabeza y la circula. Su propia sombra la perturba hasta el espanto. Alarga el brazo y con el borde de la mano la golpea en la garganta, caen la sombra, el espanto y la figura.

                                Ecunhi    Agosto 2012






A LA GORRA

Después del velorio y del entierro del compañero, salió a la calle. Hay sol, viento, llovizna, gente. Le cuesta entender que todo sigue igual.
-A veces ni la muerte es muerte.
-Tanta luz estalla dentro de mis ojos y veo negro.
Caminan y en la parada del colectivo se recuesta contra la columna del alumbrado, la recorre con los hombros y gira alrededor.
-No importa cómo se mueve el cuerpo, sino qué lo mueve.
Viene el colectivo, sube y ofrece su arte a los pasajeros. En la primer frenada tambalea y se enoja. Emboca trompadas al aire. Imita una pelea callejera y salta de costado sin dejar de golpear. Es ambos contendientes a la vez, uno malhumorado y otro sobrador. Brinca de la puerta a la máquina cambiando de personaje, pero en un bache pierde equilibrio y cae.
-Seguí adelante con lo que se presente, rápido.
En el piso se enfurece contra el transporte público, arma berrinche porque no puede trabajar, se sienta en el escalón y patalea. Las patadas le desatan los cordones de las zapatillas, se las saca, las revisa, las huele y se las pone. Las mira con asombro y le parecen divertidas, estira y contrae las piernas, los pies, le gusta el moño grande y colorido que anudó y cambia de humor porque algo le salió bien.
-La intención es lo que cuenta.
Se levanta alegre, se arregla la ropa, el cabello con un peine que encuentra en el bolsillo, suspira como en éxtasis mirando las zapatillas desde arriba, se balancea punta-talón, punta-talón y sonríe al chofer por el espejo. Se corre hacia el fondo mientras acaricia algunas cabezas sin tocarlas y agradece la atención. Se acomoda entre un gordo y un chico meneando la cola para hacerse lugar.
-Soy joven y viejo, mujer y hombre.
-Sos muchos.
Baja en la Estación del Tren. Lee los titulares en los quioscos, la pizarra, camina entre la gente. Se queda mirando la bóveda de hierro y la señala con la mano. Los pasajeros siguen su gesto con la vista. Cuando atrapó la atención salta del andén, se larga a bailar por las vías y se va.
-Llevo a los muertos conmigo.
-Los muertos soñamos con los vivos y mandamos postales.
Se alejan, acróbatas, sobre los durmientes.
                                               
                                              Ecunhi Agosto 2012








jueves, 9 de agosto de 2012



Como un gorrión

que pisa y salta
sobre pasto húmedo
intuyo
el fuego quema
todo parece natural
vuelve septiembre
y no estás

                                     Ecunhi Julio 2012

domingo, 29 de julio de 2012

TELARAÑA

En el foso de orquesta la araña teje. La música la excita, desborda baba, se balancea, mide tiempo y pulso en el espacio. Brilla la tela en la penumbra. Se inquietan los músicos. El arpa intenta un paisaje sonoro. La araña anuda el hilo que por nada se rompe y sin embargo atrapa.  Las notas suenan dóciles, se arpegian sobre el calado del tejido, las provoca la hebra de una trenza de voz y de silencio.  Seductora, devana y entrelaza, sonríe la araña.
                                          Ecunhi julio 2012

viernes, 6 de julio de 2012

SONORIDADES

Golpetea tea tea tea el arroyo contra la orilla. Caen piedras, rash sha rash sha, alguien baja cabalgando al paso. ¡Ven te veo, ven que te veo, bien te veo! y la pajarería responde ¡Tuiii piuuu tuiii piuuuu ilú ilú ilú! Bebe el caballo, canturrea una zamba el jinete.
-“Yo sooolo canto a la tierra/ y al raaancho de mis amores/ alumbrado por esos soles/ los ojaaazos de mi negra.”
De golpe ¡Grrr, guau Grrr, guau Grrr! La jauría caza un animal que corría silencioso a esconderse en la cueva. Aturde la bocina de un auto ¡boing boing boing! rompe la paz del lugar. ¡Hiii hiii hiii! se encabrita el caballo. -¡La puta que te parió!- grita, envuelto en polvo, el jinete, al bólido que acelera por la ruta y llega a la ciudad. Un helicóptero sobrevuela una cancha, truena la hinchada, petardos, trenes, colectivos, rrumm rrumm rrumm, plaff, arranque y frenadas. Enciende al mango la radio del auto, “one two three knock out! one two three knock out!” Baila  sentado, canta y palmotea el volante sin disminuir la velocidad. Cruza un carrito cartonero. -¡Negros de mierda!- el freno le quema las ruedas.

                                             Ecunhi Mayo 2012

ENCONTRONAZO

  Mina tenía que ser y para colmo tachera. No ve que soy el 8-5 que dobla. ¡Justo en el diome se me metió.
Se paró. Los del taller me dijeron que lo habían arreglado .¡Manga de inútiles!
Aprendiste por correspondencia y el examen lo transaste con una cruzada de gambas. ¡Calláte Juan no te des manija!
La vieja se me baja. Tiene derecho pero yo me pierdo la ganancia. ¡Sonreíle Juana no sabes si te la volvés a encontrar!
Se te larga la pasajera ¿eh? pero te garpa igual ¿eh? A mi me hinchan las pelotas si tienen que tomar el de atrás.
Se me vino encima el pesado del ochenta y cinco. No fue capaz de frenar a tiempo. Seguro que la está gozando.
Ni a mirar por el espejo te enseñaron, lo usas solo para pintarrajearte la jeta. ¡Pará la mano, no te pasés de rosca Juan! Mejor apaguemo. Al chancho le canto que se me atravesó una tarada.
“Calma no lo apurés”, me decía Rulo. ¡Dale Rulo, desde dónde estés dame una mano!
Esta pirada le chamuya al volante. ¿Y a ésta la dejan suelta en la lleca? No te des cuerda Juan que se te sube la mostaza. ¿Comerme otro ronga por dársela a una hembra? ¡Ni loco! Yo, como un “señorito” me dijo el juez. Miro las ventanas de los deptos, las vidrieras, como me dijo la psicóloga.
Al orangután del bondi ni la hora. Se ve la mala honda. Se cree que se las sabe todas porque está ahí arriba. Vení a poner el culo acá y se te borra la sonrisa. Pero vení sin testículos. Quiero verte mascarita. Además ¿qué le puedo decir? “Señor, usted qué cree, ¿es el carburador o la batería?” O “Mirá hermano bancátelas hasta que se enfríe.” Después veo lo del remolque, me come el hígado el remolque. Pierdo el mes.
Hablan alto en el fondo, siempre empiezan por ahí. “Desenchufate y chau neura” me dijo el tordo. Se saben la justa para dejarme pedaleando, pero yo aquí volanteo en seco. ¿Me la encaro o no me la encaro? “Vea señora”, ¡ma que vea si la tenés rejunada! “Metiste la pata hermana”, capaz que el trato no le gusta y se acuerda de la mía.
Ponele que salga, abra el capot y mire alrededor. Ponele que se ría que me gaste y me mande a lavar los platos. ¡Le tiro una piedra, le rompo el parabrisas y me sacan la licencia!
¿Hacerme cargo de una loca? ¡Están mamados los del fondo! Dale pendejo, te abro la puerta, bajáte vos y decíselo. Ojo Juan que este la estrola y yo caigo pegado por lo incitar a la violencia. “¿Era suyo, de su coche, el fierro con el que el pasajero agredió a la demandante?” Se me representa patente, patente.
Mejor cuando se enfríe pruebo otra vez. Un pucho y después ventilo. ¿Esto o casarme? No fue malo con el Rulo pero tampoco como para repetir.
Mira p’acá, fuma, mejor me hago el sota. Que se crea que yo la paso bomba aunque el asiento transpira. ¿Será necesario que le sonría también para que no me suspendan en la empresa?
Mientras espero que se enfríe llamo a la escuela. No llego a la hora de la salida. Que los chicos me esperen adentro.
Morochita la tachera. Treinta y ahí. Habría que verla entera para saber si esta buena.
¿O la llamo a mamá para que vaya a buscarlos? Mucho lío para traerlos a la noche, yo tengo que seguir laburando sino pierdo el día. Mejor hablo a la escuela.
¡Y se pone a hablar por el celular! ¡La muy guacha! ¡Meta charla! Si es lo que yo digo, acá arriba tienen que estar el tordo, el juez y la psicóloga, ¡a ver si ellos se dejan joder!

                                                         Ecunhi. Septiembre 2009


jueves, 28 de junio de 2012

DESPEREZO

                           Dedoe...dedoe...entreabre...abrecierra, abre...y cierra... piesmanosestiiiran... y vuelven con tobillos...muñecas que giran y giran... rodiiillas y cooodos... y hombrooos también...  Cobijas arropan cabeza en bolita. Descubro y alaaargo...mi cueeello...hacia atráaas y adelaaante... descobijo los brazos...las piernas...caderas...espaldas...el ser.
'Buenos días' espejo del baño que marcás la almohada en mi cara, enredo en el pelo, ojos achatados. Bosteza el espejo, se empaña.
                            Ecunhi junio 2012

sábado, 23 de junio de 2012

LO NO DICHO

Josefina y Amanda se acercan a los ochenta, son hermanas y por recomendación del médico salen a hacer su caminata diaria. Ni bien pisa la vereda, Amanda, mira el cielo y rápido se vuelve a buscar el paraguas.  Desde chica se alborota con las nubes oscuras, recuerda Josefina, pero ese cúmulo, hoy al menos, no moja a nadie. Aunque ella tiene tanta suerte que se va a desatar una tormenta y me va a echar en cara que si no hubiera sido por el paraguas que se tomó el trabajo de ir a buscar, nos hubiéramos empapado. Las tormentas de verano apenas si mojan la tierra, pero para ella son hecatombes, siempre agranda todo, eso la hace sentir mas importante, corre de aquí para allá, pretende olvidarse la edad que tiene, ¡bah! sólo dos años menos que yo. A la noche cae como una bolsa de papas, la oigo respirar con dificultad, ella no se lo dice al médico, quiere pasar por jovencita. El ascensor se detiene, no es Amanda. Seguro que debe andar buscando algo para traer, por eso tarda tanto, le gusta cargarse con cosas innecesarias. La vecina que sale del ascensor viene directo a darme charla, como si a mi me interesaran sus asuntos. Aquella siempre me deja de plantón y yo tengo que encargarme de las relaciones públicas.
Amanda guarda el pequeño paraguas en una cartera y calcula que queda espacio para fruta. Eso dijo el médico, que comiéramos fruta en lugar de galletitas. Manzanas, aunque me lleve tiempo pelarlas, cortarlas y ponerlas en un tupper, a Josefina también le gustan las manzanas, no lo dice porque se parece al abuelo, no habla de cosas que producen placer, no remolonea ni goza del paseo, camina rápido para cumplir con la recomendación del doctor, le da vergüenza no comportarse según lo que ella considera esta de acuerdo con su edad, parece mucho mayor que yo porque no se divierte, tiene cuatro años más y parecen quince. Mejor voy a orinar otra vez por si nos retrasamos porque no es bueno aguantarse. Quien sabe si encontraremos a alguien interesante, aquella no se detiene a charlar con la gente que es tan amable con nosotras, siempre fue de pocas palabras, “La Mudita” la llamábamos con papá.
La vecina se aleja después de escuchar unos parcos monosílabos de boca de Josefina y aparece Amanda. No me dice qué trae en la cartera además del paraguas, quiere que yo se lo pregunte, se va a quedar con las ganas.   Se la ve seria, ni un comentario, impaciente, le molesta haber tenido que esperarme.  Al menos podría decir porqué tardó tanto, hace lo que quiere sin consideración por los demás, como cuando papá la apañaba, se subía a sus rodillas, le hacía mohines y conseguía todo.   Se muere de ganas de saber que traigo en la cartera pero es orgullosa y no me lo va a preguntar, siempre fue la mejor, diligente en tender la cama, bañarse, desayunar, hacer los deberes, quiere seguir siendo virtuosa y llevar la batuta.   Se ve que le pesa la cartera porque la anda cambiando de hombro, en cualquier momento se cansa y me la da para que la cargue yo, como si fuera la chica de los mandados, pero le voy a decir que no puedo, que me duele la espalda.  Cuando empiece a llover saco el paraguas y me cubro, que ella se moje, va caminando adelante como si estuviera sola, a mi no me amilana con ese carácter agrio que heredó de la familia materna, siempre celosa porque papá me quería más, se le veía la bronca en la mirada.   No necesito lo que pueda acarrear en su cartera, ni me interesa saberlo, junta chucherías y no le queda tiempo para acomodar su habitación y ayudarme en la limpieza, deja todo tirado igual que cuando era chica, si le hubieran dado unos buenos chirlos a tiempo hubiera aprendido a comportarse como adulta.  Caen las primeras gotas y no da vuelta la cabeza, no me espera para compartir el paraguas que estoy abriendo, sigue su marcha, firme. Ahora sostengo el paraguas abierto con el brazo apretado contra el cuerpo, abro la cartera, el tupper, saco un bocado de manzana, ¡ah que rica! y me la voy comiendo bajo la lluvia en mi propio picnic.  Doy vuelta la esquina lentamente y como por casualidad la miro ¡come bajo el paraguas en medio de la lluvia! Traía una manzana en la cartera ¡Qué chiquilina ridícula! 
                                        Ecunhi  Octubre 2011

sábado, 16 de junio de 2012

¡CHA QUE SUERTE!

Por la ranura
de la vida pasa el tiempo
                                     en
                                       to
                                         bo
                                            gan 
¡Eche la suerte amigo!
                      
no               
    du
        de 
             ¿ Qué
                      quiere?         
¿Luminosa mujercita
delantal de cocinera
y cama adentro
                       más
                            un bebé
                                        color de rosa?

¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿TODO ESO?????!!!!!

¿Por sus oscuros
                         veinte centavos?


2010



DIALOGO

Con el cigarrillo
                        en la boca
no somos
              el gran amor
                                uno del otro
lo que se dice
                     dijo ella
sintió
       débiles ganas
                           de llorar
y él dijo:- No. 


2010







EL HOMBRE QUE BAJÓ DEL TREN

                           Llovizna. La luz del farol de la estación se estrella contra el vidrio. Suena el silbato. Manotea la valija y salta al andén.
En el jardín de la casa donde nació siempre daba el sol.
Camina bajo la llovizna hasta el hotel del pueblo. No se embarra. Ahora hay asfalto.
De chico le agradaba la tibieza, tirado en el suelo con los autitos.
Pide una habitación. Adivina algún rostro. Cena y duerme.
Su ruta tenía la medida del jardín.
A la mañana, después del desayuno con galleta de campo, se sienta en el banco de la plaza.
El camión de plástico era grande, el acoplado se desenganchaba y el chofer salía por la ventanilla. Los autos de madera se rompieron de tanto chocar y aprendió a arreglarlos. La bici de alambre se la hizo un tío. El conductor de la moto llevaba casco. Todas las ruedas giran, los ejes no se tuercen, los tornillos y las tuercas están ajustados. ¡Listos para la carrera! Cuando lo llamaban a comer los rayos caían directos, deslumbrantes.
Como ahora, que no hay jardín y la casa de enfrente es un edificio de dos plantas. Pero el sol sigue idéntico su recorrido y él se acomoda de costado en el banco, para que se deslice por la espalda y en su regusto escurran las sombras.  
La abuela lo miraba jugar con la vecina desde el sillón de la galería. Crecieron. A la tarde, separados los varones de las chicas, daban vueltas a la plaza.  Después vino el primer baile y un beso. Se sentaban junto a la fuente y el roble los escondía. Ya eran novios.
La ventana se abre. La vecina sacude algo y cierra. Está igual, con más años. El que llega del trabajo y la besa podría ser él.
Pero su ruta se alejó del jardín.
El sol se pone y vuelve a la estación a tomar el tren.

                                                                                  (Ecunhi. Abril 2011)

¿DONDE ESTÁS CORAZÓN?

                                    Vos no eras así. Vos tenías unos cachetes de manzana deliciosa que daban ganas  de morder. Algo pasó, es cierto, te quedaste piel y huesos, ojerosa, triste, una percha en el escote. Nadie se puso a pensar que a vos la barbie y las bajas calorías descremadas te quemaron el cerebro. Cuando eras esa criatura apacible que hoy todos se preguntan dónde fue a parar, irradiabas una luz mágica, eras el hada feliz. Vos no sabías que lo eras. No te cuestionabas frente al espejo. Desplegabas tus alas y allá ibas en carroza sobre el viento hacia la vida. Hoy estás siempre nerviosa, rezongona y enojada, arrastrando las chancletas por la casa. Retás a los chicos sin razón, insultás sin escuchar explicaciones. Bastó que te dieses cuenta que la moda era ser flaca, para que algo empezara a cambiar en tu figura y en tu alma. Te fugaste con la dieta sin decirme adiós. 

                                         Ecunhi Noviembre 2011.

FOTO DE FAMILIA

Alguien hizo una llamada.
A toda velocidad autos policiales y carros de asalto con agentes especializados, armas largas, cascos y escudos, tocan la sirena por las calles de un barrio donde los vecinos charlan, van y vienen, discuten, comparten.
Convergen, frenan de golpe, saltan afuera de los vehículos, asestan las ametralladoras. Irrumpen en una casa precaria de madera, violentándola.
La gente se esfuma.
Apenas se introducen escuchan el llanto de un bebé.
Sigilosos sin dejar de apuntar se mueven alrededor del desorden; rodean la basura, esquivan ropa tirada, sortean platos rotos, como si hubiera habido una pelea y el enemigo se encontrara aún dentro del lugar.
Un telegrama humedecido bajo un vaso volcado, escueto y cruel avisa el desalojo.
Sobre un sofá desvencijado una criatura de meses llora desconsoladamente, sucia y desabrigada. El escuadrón le apunta. Con tenaz obstinación sigue berreando y agita al aire pies y manos. Piden por radio una asistente social. En posición de ataque mantienen en la mira al masculino llorón hasta que llega la matrona.
Los tíos del pequeño que viven a pocas cuadras, no aceptan de buena gana la custodia del sobrino. Ya tienen tres hijos. Uno en brazos de la madre, otro agarrado a su pollera y el que recién empezó el colegio.
En el trabajo están “reestructurando”, según dice el patrón.
La ayuda mensual que van a recibir por albergar al niño no alcanza ni para leche. La asistente asegura que eso es lo que marca la ley en casos de abandono y desamparo. Les hace firmar unos papeles, les recuerda que el crío se llama José y sale apurada, no sea cosa que se arrepientan.
El tío anda buscando a su hermano con el chico a cuestas y una foto. Recorre bares, plazas y los espacios donde vive la gente de la calle.
Ayer lo despidieron. La inseguridad del futuro lo arrincona, agobia y menoscaba.
Una vieja se le acerca y acaricia al pendejito. Sonríen ambos sin dientes y sin callos en el alma. A cambio de unos pesos, lo que pueda para puchos, promete encontrar al de la foto.
Varios crepúsculos oscurecen la zona perfilando bajo un puente, junto a un bracero encendido, un cuadro familiar a la intemperie. El gurrumin lloriquea. El padre se moja el dedo en una botella de licor y se lo da de chupar para que se tranquilice. La mamá acomoda unos cartones en el suelo para prepararle la cuna. La vieja lo acaricia y canturrea.  

                                    (Junio2009. Ecunhi)

PANFILO ALVAR Y LA LOMBRIZ

                                Alrededor del año 2123 una Agencia de Crónicas contrató al Informador Matriculado Pánfilo Alvar,  para investigar sobre un país que se había desprendido del planeta cuando el eje terrestre se trabó.
El convenio de uso corriente establecía:
1.    Se prohibe tratar el tema de la erosión del eje por escurrimiento agrotóxico. Se aplicará en su lugar la teoría del Sobrepeso por Densidad Demográfica.
2.    Se fija remuneración contra entrega en 10 (diez) raciones de alimento seleccionado para humanos.
3.    Se determina la fecha de recepción dentro de las 24 horas de firmado el presente acuerdo. Por cada día de retraso se descontará 1 (una) ración.
4.    El material deberá ser previamente censurado por el Sistema de Seguridad (S.S.) antes de publicarse. En caso contrario el presentador y su editor responsable sufrirán condenas de reclusión perpetua a pena de muerte.       

El territorio que había sido una nación era un agujero. En él tiraban desperdicios y de él emanaban pestilencias.
Pánfilo Alvar se paró en el borde del hueco y se representó un pan caliente y dorado, tal como lo había visto en una pintura antigua. Olió y saboreó su evocación. 
Subieron palabras en remolino y se encolumnaron desorganizadas en el aire. Sugerían desde un solo ángulo de la historia. Alvar no les prestó atención y las dejó pasar.
                                                                         PODEROSO 
                                  EL SECTOR        
 FINANCIERO  
 ESPECULA
                                  CONCENTRA               
                                                                         Y PRIVATIZA. 
                                                                                                 
                                                                                                   FORCEJEA
                                                                         EL DESA
                                               ¡QUE ROLLO!  
PATRÓN ORO
                        PATRÓN DÓLAR
                                                                                     Y LAS BURBUJAS
                                                              ASCIENDEN   
                                        PAUSADAS  

DIS                      TRI                           BU                      CIÓN
       DIS                      TRI                          BU                          CIÓN    
              DIS                     TRI                         BU                               CIÓN.

Desde el pozo ciego remonta un pedazo de papel de diario del año 2009 con el dibujo a mano alzada  de la tumba del  Neo Liberalismo, de ella  sale su fantasma. El dibujante que se llamaba Rep lo tituló: “Insistimos”: y al pié escribió: “Si. Ha muerto. Pero... ¿y su fantasma?”
Pánfilo mira el cielo siempre gris, mastica una tajada de plástico y deja que la ilustración se esfume. No le sirve, el NL sobrevuela corpulento y consistente, no es un espectro, (¿lo fue?), opera.
Escucha sonidos alegres, copia canciones que desecha, no pasarían por el S.S.   Hasta que firme y clara surge la voz que le permitirá encausar su crónica: “Los pueblos originarios no tenían derecho a la salvación porque no conocían el sentido de la propiedad”. No espera la firma.
Se acuclilla para buscar más, descubre a sus pies una lombriz que trepa y arrastra una soga. La sabandija se contonea y atrae las miradas. Baila. Se desenreda, salta, le entrega la punta y desaparece.
Dicen que Pánfilo Alvar huyó de una mujer que lo perseguía, otros dicen que tuvo varios hijos con la misma, que sus abuelos eran raros y sus padres artistas de circo. En lo que todos coinciden es que Pánfilo nació distraído y por imprudencia. Pero esa es una historia demasiado larga de un chico que nunca vio volar una mariposa.
Alvar tira de la soga y se asoma a la cavidad oscura. 
Ve brillar un pantallazo de la televisión. 
Ve la vida feliz; electrodomésticos, ropa, calzado, cosméticos, diversión, mucha comida,  ¿y eso? ¿qué será eso? ¿amor?
Se agacha, se encorva, se inclina y  ¡cae en la mierda! 

                 (Octubre 2009 Ecunhi)

                           


HOGAR

-La copa de este árbol es nuestro cielorraso.
-¡Mirá como baila y brilla, mamá!
-Porque la brisa lo hamaca y el rocío lo humedece.
-¿Los muebles cuáles son?
-Las ramas. Con cuidado y sin quebrarlas, colgá la ropa.
-¿Así esta bien?
-Muy bien. Ahora la cacerola, la sartén y la pava. En los recovecos dejaremos lugar para que vengan los pájaros.
-¿Hay que barrer el pasto?
-Mejor lo rastrillamos, así queda mullido para echar la manta.
-¿Qué es esto?
-Brotes. Despacio. No los vayas a lastimar.
-¿Por qué?
-De ahí crecerán nuevas plantas.
-¿Hoy terminaremos de acomodar nuestra casa, mamá?
-Falta traer agua y regar las raíces.
-¿Para qué?
-Para que en primavera nuestro cielorraso florezca.
-¿Cuándo se vaya el frío?
-Y el sol nos abrigue.


                 (Ecunhi Septiembre 2011)

4X3 = 12

OTOÑO:  
               Consiguió trabajo. Empieza mañana. Dormita de a ratos. Controla que no atrase el despertador. Prende la luz. Anota en un cuaderno:
    Primer mes de sueldo------------- deuda alquiler
    Segundo mes de sueldo----------- tarjeta (interés)
    Tercer mes de sueldo ------------- gasista
    Cuarto mes de sueldo-------------- plomero
Café. Ropa limpia. Se vuelve a peinar y sale con tiempo de sobra.

INVIERNO:
                    Prescindieron de sus servicios. Esa noche prescinde del despertador. Pierde el inodoro. Gotea la canilla de la cocina. No funciona el calefón para darse una ducha caliente y no puede conciliar el sueño con los pies helados.

PRIMAVERA:
                        Consiguió otro trabajo. Puso el despertador en hora. Se despertó antes que suene. Anota en la última página en blanco de un cuaderno usado:
1º mes---alquiler, 2º mes---tarjeta, 3º mes--- gasista, 4º mes---plomero.
Se enlata en el bondi.

VERANO:
                  Sin laburo y 6 de enero.

Y OTRA VEZ OTOÑO:
                                       Buitres.


                                                         Ecunhi. Marzo 2012

¿ALGUIEN SABE, QUIEN SABE?

             ¿Desde dónde vendrás? ¿Será del agua? ¿Volverás de cara a la vida sin vacilaciones? ¿Es rápido y alerta tu andar por el camino del regreso, tu refugio la luna y tu mirada nostalgia del río? ¿Es cierto que te enamora el secreto oculto de las cosas pequeñas? ¿Son verdades simples, tus verdades? ¿Cuál es el cauce para tus emociones? ¿Qué guardás en tu mente? ¿Cómo te reflejás en el otro, le resistís la mirada? ¿Qué hiciste por la paz del entorno? ¿Hay reglas en tu casa? ¿De qué grupo sos parte? Cuándo llegues ¿me contarás la historia de tu sabio interior y de otras vidas anteriores a ésta? ¿Llegarás, o acaso será sufrir, una experiencia del camino?


                   Ecunhi Noviembre 2011

YA VISTO

                                                          En el fondo de un estante del ropero de mi abuela, en una caja de cartón desteñido, encontré dentro de un sobre el 9 de corazones escrito 3 veces Jorge en forma de espiral.
Le pregunto a la abuela y dice que esas no eran épocas de avalanchas pero que hubo un alud fuera de tiempo para “cerrar el círculo” ¿Qué círculo? “El de la vida”, porque “nadie es tan simple como las bicicletas” y asegura que “somos hebras de un tejido”, después habla de “un viaje a lo largo de una huella en espiral”, agrega “el viaje cambia porque podemos elegir nuestra aventura” y termina con la promesa de que ella me “va a avisar cuando llegue el momento”.
La abuela vive en la cordillera, una sola vez bajó a la ciudad pero no quiso volver porque “el cemento está lleno de malos recuerdos”. Ella me enseñó a no tenerle miedo al viento. Durante las ventiscas canturrea “el viento une lo que el sosiego desapega”. Nació en el bosque camino al hospital. Su madre se desmaya después de parir y a la abuela, que llaman Abedula porque el bosque era de abedules, una cabra con cachorros le da de mamar.
Dentro de la caja desteñida hay también una foto en sepia de un hombre forzudo sacando músculos con malla enteriza. Y una dedicatoria: ‘Para Abedula con todo el amor de Osorio’.
Cuentan, los de la zona, que hace como medio siglo desapareció un circo bajo un alud y que se salvaron el mago y el levantador de pesas.
Averigüé que el Joven Mago Jorge, como se llamaba en el show, es un morocho de inquietos ojos verdes que deambula lastimado con un mazo de cartas en el bolsillo, hasta que encuentra el caserío en la cordillera. Simpático y mujeriego, se recupera de los machucones y anda  haciendo aparecer y desaparecer naipes entre las polleras y los rulos de las chicas.
Al tiempo pasa otro circo, Jorge lo sigue y deja atrás unas cuantas jóvenes embarazadas, entre ellas a mi abuela.
A Osorio, el levantador de pesas, hombre maduro,  el accidente le hace perder la memoria por un golpe en la cabeza. Se refugia en el bosque de abedules, se alimenta de yuyos y raíces, hasta que lo encuentra mi abuela Abedula un atardecer, en que va a llorar sus penas por la partida de Jorge.
Con ungüentos y brebajes le ayuda a recuperar la memoria, el cabello pelirrojo, la mirada tranquila, el brillo de sus músculos, deseos y emociones. Con trabajo ritual para problemas amorosos se casa con mi abuela y le da su apellido a mi padre, hijo del Joven Mago Jorge y heredero de su atractivo.
                                                     Ecunhi febrero 2011

                                                                                        
                                                                                               

MATEANDO

El viejo saca su silla baja a la galería. Mira hacia el monte de eucaliptus, respira profundo.
Ceba y chupa, ceba y chupa, hasta que el agua se enfría; entra a  calentarla y a veces vuelve a salir con una ginebra.
Perdió la cuenta de los años. Llama a los recuerdos mientras oscurece y las primeras estrellas lo saludan.
Cuando en el pueblo existían las cooperativas le fue comprando a su hija un juego de cocina de juguete, cacharro a cacharro. La Margarita se acomodaba en la galería a cocinar, harina, agua, unos fideos secos, polenta. Ríe el viejo.
-¡Y el gato se acostumbró nomás a comer ese menjunje! ¡Primero maullaba, pero después lo comía, como si fuera leche!- largó el viejo sus palabras hacia la retama que florecía en el enrejado y entró al rancho.

                                     (Marzo 2009. Ecunhi)

COMO UN SOPLO

                                                        Es día de limpieza general. Puertas y ventanas abiertas, sillas patas arriba sobre la mesa, confusión, desorden.
El escobillón golpea algo duro bajo un mueble. Empuja, arrastra y asoma una bolsa de plástico anudada y cubierta de polvo.
Le paso el plumero, la levanto, me siento en el colchón, la apoyo en mi falda y desato el nudo.
Son cuadernos de la escuela forrados en papel araña azul con grandes etiquetas.
Giran en mis manos.  Leo:
“Composición: Los Mayores.”
“La gente grande de edad no entiende nada. Dicen que nosotros los chicos no tenemos que mentir y ellos lo hacen todo el día.”
“Yo no quiero ser así cuando sea mayor.”
Me veo con trenzas, cuando se iban a conocer la familia de un primo y la de su novia en un almuerzo preparado especialmente por mi mamá y la abuela...
¡Me permitieron comer en la mesa con los invitados! Y claro, también me hincharon con el comportamiento. ¡Ni los vasos, ni los platos, ni los cubiertos eran los de todos los días! Se venía una aventura genial, fabulosa.
Se sentaron como dos equipos de football, los del lado del hombre y los del lado de la mujer. Pero nadie jugaba.
Al rato me aburrí. Además la comida de muchos colores era medio agria y picante, no como las milanesas y las papas fritas.
Algo me parecía que no andaba bien en las rayitas de la camisa del novio.
-¡Esa camisa es del abuelo!- grité como en las adivinanzas.
La cara del muchacho se infló roja. Mi papá me apretó el brazo y dijo-“¡ Comé!”.
Me callé, aunque la buena conducta no prohibía hablar de la camisa del abuelo.
Me seguía aburriendo, hasta que mi mamá me pidió que fuera con ella a la cocina a traer el postre.
Justo cuando llegábamos las hormigas empezaban a comérselo. Estaban empantanadas  y ¡mi mamá metió la mano en la torta! para sacarlas. No un dedo, ni dos, ¡todos!. No lo podía creer. Quise ayudarla, pero me mandó llevar a la mesa del comedor las cucharitas, los platitos, las tacitas.  Yo igual veía lo que pasaba yendo y viniendo.
Por suerte había mas dulce de leche en la heladera y pudo tapar todos los agujeritos. Yo le alcancé el frasco de confites porque algunos se habían caído.
Cuando la pusimos en el centro de la mesa nos aplaudieron. Arriba tenía flores y corazones.
-Tengan cuidado- dije –porque estaba llena de hormigas.
De un brazo mi papá y del otro mi mamá me sentaron. Pero al rato se dieron cuenta que era mejor que  me dejaran ir a jugar. Eso sí, sin postre.
Guardo los cuadernos. Es día de limpieza general.

                                              (Junio 2009 ECuNHi)